Finanzas conductuales: miedo y avaricia

Es muy común que las emociones lo lleven a uno a tomar decisiones fuera de carácter como comprar a valorizaciones elevadas o vender en momentos de crisis. Este comportamiento, aunque psicológicamente cómodo, es contraproducente cuando invertimos.

Cuando los activos están incrementando en valor, los inversionistas tienden a sentirse validados, más seguros de sí mismo ante la situación financiera actual, independientemente de la valorización de ese activo.

En casos extremos, se crea una mentalidad de manada que exponencia la irracionalidad el cual lleva a burbujas financieras.

“Be Fearful When Others Are Greedy”

– Warren Buffett

En situaciones de crisis financieras, en donde vemos correcciones bursátiles generalizadas, el miedo predomina y se pierde el razonamiento detrás de porqué y en que se está invirtiendo. Hay que mantenerse pacientes, reafirmar mandatos y tomar decisiones acentuadas en bases financieras.

La avaricia de inversores de perseguir ganancias irracionalmente o el miedo de perder que induce a ventas indiscriminadas son efectos psicológicos que conforman un campo de estudio mejor conocido como “Finanzas Conductuales” o “Behavioral Finance”.

El índice de miedo y avaricia (Fear & Greed) fue desarrollado por CNNMoney para medir como inciden estas dos las emociones, en las valorizaciones de compañías bursátiles por medio de un análisis de distintas variables en el comportamiento bursátiles de los inversionistas.

imagen: https://money.cnn.com/

En teoría, el índice puede usarse para evaluar si el mercado de valores tiene un precio justo. Esto se basa en la lógica de que el miedo excesivo tiende a bajar los precios de las acciones, y que demasiada codicia tiende a tener el efecto contrario.

En conclusión

Es importante tomar en cuenta las tendencias del mercado y poder entenderlo para poder tomar acción de una manera inteligente y beneficiosa.

Por lo tanto, es mejor evadir las decisiones basadas en emociones como miedo y avaricia ya que estas podrían afectarnos de una manera negativa. Debemos basarnos en data y mantenernos constantes en nuestras estrategias a lo largo del tiempo.

En muchas ocasiones, el peor enemigo de un inversionista es el mismo. Uno debe tomar decisiones que van de acuerdo con el mandato y que sean sustentadas por premisas financieras.


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